Diaspora cientifica

Buscan detener fuga de cerebros
Científicos quieren ayudar a sus países

S;olo en Canadá viven 15 mil científicos procedentes de países en vías de desarrollo. En Sudáfrica la crisis es alarmante.
EFE

16 de Junio de 2006

Estudian cómo regresarlos
Grave problema social

TORONTO, Canadá - Miles de científicos de países en desarrollo que residen en naciones industrializadas buscan frenar la fuga de cerebros para que contribuyan al desarrollo de sus países de origen, según un estudio canadiense.

Estudian cómo regresarlos

El estudio "Diásporas científicas" ha sido realizado por el Centro Conjunto de Bioética de la Universidad de Toronto y el Centro McLauhlin de Medicina Molecular (MCMM) y se publicará este viernes en la revista "Science".

Según los autores del estudio, Béatrice Séguin, Peter A. Singer y Abdallah S. Daar, sólo en Canadá existen aproximadamente 15 mil científicos y expertos en campos relacionados con la salud que proceden de países en vías de desarrollo.

En la mayoría de estos casos, estos países han invertido amplios recursos en la formación de los profesionales, cuyas capacidades son posteriormente aprovechadas por los países industrializados.

El deseo de contribuir al desarrollo de sus países de origen que tienen estos científicos e investigadores emigrados se enfrenta a la falta de mecanismos para hacer posible esa colaboración.

Demandan cooperación mutua

Los autores del estudio también indican que los países industrializados que disfrutan de los enormes beneficios de la "fuga de cerebros" deberían iniciar el proceso para establecer mecanismos de cooperación que redundarían en beneficios para unos y otros países.

Abdallah S. Daar, director de Etica y Política de MCMM, dijo que la idea del estudio se le ocurrió cuando viajaba en avión a Canadá desde Cuba tras participar en una reunión internacional. "¿Qué podría hacer por mi país de origen?".

El estudio -realizado en un año y en el que han participado 60 científicos- reveló que esa pregunta es común entre los miembros de la diáspora científica.

"El deseo de contribuir en sus sociedades de origen es universal entre todos los entrevistados. De hecho, tras comprobar que entre los 60 científicos entrevistados la voluntad era tan unánime fue innecesario seguir encuestando a más personas", explicó Béatrice Séguin.
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