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sábado, junio 07, 2008

La píldora del vino

La píldora del vino

Imagine una pastilla que pueda tratar las enfermedades más incapacitantes del envejecimiento. Un fármaco capaz de prevenir trastornos tan comunes como la diabetes, el alzhéimer, el párkinson o el cáncer y que, al mismo tiempo, mantiene el corazón en forma, a prueba de nuevos cumpleaños. Puestos a imaginar, piense que esta píldora milagrosa no tiene grandes efectos secundarios. Y, metidos en ensoñaciones agradables crea que, además, prolonga la esperanza de vida.
Bonito sueño ¿verdad? Para la compañía farmacéutica «Sirtris Pharmaceuticals» es mucho más que un deseo inalcanzable porque eso es lo que precisamente están dispuestos a vendernos. Su objetivo es obtener un preparado que imite al resveratrol, ese poderoso antioxidante presente en la uva y el vino tinto. La nueva molécula busca multiplicar los poderes beneficiosos de una copa de vino y eliminar los efectos más indeseados de una bebida alcohólica.
Los científicos de Sirtris no deben ir muy despistados en sus trabajos porque uno de los gigantes farmacéuticos, la compañía GlaxoSmithKline (GSK), ha comprado hace unas semanas este pequeño laboratorio para ayudarles a desarrollar fármacos que ayuden a vivir más y mejor, imitando el efecto saludable del vino. Eso sí, a salvo de sus efectos más indeseables.
Contra el cáncer, la obesidad...
El resveratrol saltó a la fama científica en 1997, cuando una investigación le atribuyó una acción preventiva frente al cáncer. Hasta entonces, los efectos cardiosaludables del vino ya se habían debatido en foros médicos. Algunos investigadores también buscaban las razones de estos efectos tan positivos y una explicación a la «paradoja francesa» que tanto acompleja a los norteamericanos: la maravillosa capacidad de los franceses por consumir deliciosas grasas saturadas sin que se resientan ni el corazón ni las arterias. Una contradicción que se ha explicado tradicionalmente por la costumbre de los habitantes del país galo en consumir vino tinto.
Trabajos posteriores confirmaron los beneficios del resveratrol, como la capacidad de extender entre un 24 y un 59 por ciento la vida de animales de experimentación tan habituales en los laboratorio como son las moscas, los ratones y peces. En estos experimentos se veía cómo ratones obesos mejoraban sus niveles de glucosa en sangre y su sensibilidad a la insulina, o se convertían en «super-ratones» más atléticos y fuertes.
David Sinclair, uno de los fundadores de la compañía Sirtris, fue el primero en creer que estas ventajas podían explotarse en forma de fármaco. Junto a Cristoph Westphal creó el laboratorio que acaba de adquirir la multinacional GSK. Antes de tomar esa decisión, Sinclair descubrió el camino para hacerlo al desvelar la acción del resveratrol. En 2005 averiguó que este poderoso antioxidante activaba un gen, el SIRT-1, cuya función es actuar en condiciones de restricción calórica severa, la única fórmula que hasta hoy ha demostrado que realmente prolonga la vida. El trabajo de este gen y de su familia, las sirtuinas, es ayudar al organismo a sobrevivir en condiciones de privación de nutrientes.
Eso es lo que han conseguido Westphal y Sinclair, una fórmula para activar estos genes igual que hace el vino, pero sin tomarlo. Todo con el objetivo de controlar el proceso de envejecimiento y las enfermedades que lo acompañan.
Elixir de juventud
La compra de Sirtris Pharmaceuticals por GSK no ha hecho más que reforzar la idea de que la píldora del vino puede ser un elixir de juventud. El periódico «The New York Times» publicaba el pasado mes de abril: «Glaxo dice que un compuesto del vino puede luchar contra el envejecimiento». Ese titular se imprimía después de que la farmacéutica anunciara sus intenciones de comprar Sirtris. Si GSK lo dice es que quizá estemos ante una pócima de la juventud y a una fórmula natural de luchar contra las enfermedades más mortales de la sociedad occidental, decía el artículo. El presidente de la multinacional farmacéutica Moncef Slaoui, justificaba su adquisición en que Sirtris tenía «capacidad para transformar la ciencia».
Esta semana, a los intereses comerciales de una gran compañía se han sumado más evidencias científicas que respaldan al vino y a sus componentes como elixir de juventud. Los últimos en descubrir sus bondades han sido un grupo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos. En un nuevo experimento con ratones han observado que bajas dosis de resveratrol protegen el corazón de los trastornos de la edad. Evita su envejecimiento genético, un paso clave porque la enfermedad cardiaca relacionada con la edad es una de las causas de muerte más común entre los mayores. Los detalles de este trabajo se han conocido esta semana tras su publicación en la revista «PLoS One».
Utilizaron ratones de mediana edad. A algunos de ellos los alimentaron con una dieta normal, a otros con una dieta hipocalórica, con un 30% menos calorías de los que se considera normal. Y a un tercer grupo les dieron un suplemento con bajas dosis de resveratrol. Después los científicos de Wisconsin se fijaron en sus perfiles genéticos para observar los cambios en el corazón, los músculos y el cerebro. Lo hicieron porque la expresión de los genes varía y se altera a medida que se van cumpliendo años.
En el corazón hay más de un millar de genes que cambian con el paso del tiempo y reducen la función cardiaca. Pues en el experimento, los ratones que consumían menos calorías consiguieron reducir en un 90% estas alteraciones y prevenir el envejecimiento del corazón. Los ratones con resveratrol no sólo consiguió esos mismos beneficios sin pasar hambre, sino que los superaron. El compuesto mágico del vino evitó el 92% de los cambios. Los animales que tomaron la dieta normal no consiguieron ninguno de estos beneficios.
«Un vaso de vino o un suplemento de resveratrol en la dieta al llegar a la mediana edad es tan eficaz en la salud cardiovascular como seguir una dieta restrictiva de grasas y calorías», escriben los investigadores de la Universidad de Wisconsin en su trabajo.
Eficaz a dosis bajas
En cambio, los resultados no fueron tan positivos al mirar al cerebro y al aparato muscular. El antioxidante del vino parece ayudar a mantener en forma el tejido, pero sólo previenen el 26% de las alteraciones genéticas que favorecen el envejecimiento. En la protección cerebral no alcanzó el 20% y el resveratrol tampoco contribuyó a una pérdida de peso, como hizo la dieta hipocalórica. La mayor novedad de este trabajo es que demuestra el efecto positivo del antioxidante, incluso a bajas dosis.
Quizá sea un experimento de laboratorio más. Aunque la ciencia acumula cada vez más investigaciones que apoyan la seriedad de la nueva «molécula milagro». Ahora queda por saber si el fármaco de resveratrol funciona tan bien en humanos como se ha visto en ratones, moscas o peces de laboratorio. Habrá que esperar al año 2012, fecha en la que se confía en tener un fármaco en el mercado.

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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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