MERCEDES GONZÁLEZ PRESIDENTA DEL COMITÉ DE BIOÉTICA DE PALENCIA
«Hay que informar al paciente, pero hasta dónde esté preparado a saber»
Sanitarios, magistrados y periodistas participan desde hoy en un curso sobre bioética «con el objetivo de mejorar la relación médico-paciente», según explica su organizadora
05.11.07 -
PROGRAMA DEL CURSO, A LAS 17 HORAS, EN EL HOSPITAL RÍO CARRIÓN
Aunque es una disciplina relativamente nueva -fue el oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter quien la utilizó por primera vez en 1970- la necesidad de dar respuesta a los conflictos éticos que surgen en la relación médico-paciente ha generado entre los profesionales sanitarios un interés cada vez mayor por la bioética. Ése es el caso de Mercedes González, médico de familia y nueva presidenta del Comité de Bioética en Palencia. «Nuestro objetivo es que se respete siempre la dignidad del paciente», explica. Para difundir su labor, han organizado un curso de bioética que comenzará hoy, a las 17 horas, en el salón de actos del Hospital Río Carrión.
-¿Por qué un curso sobre bioética?
-Queremos que sirva como reflexión para los profesionales sanitarios, que a veces se olvidan de los conceptos fundamentales de la bioética. Desde el comité nosotros les asesoramos, también a las instituciones, e incluso a los ciudadanos, en aquellos conflictos éticos que surgen en el día a día de la práctica clínica.
-Conflictos que en los últimos años parecen repetirse con mayor frecuencia, ¿o es que ahora se les presta una mayor atención?
-Es cierto que cada vez surgen más, algo que en cierto modo es positivo porque evidencia que el colectivo está vivo. Hasta ahora hemos vivido en un modelo paternalista. Era una relación unidireccional entre el sanitario y el paciente, lo que decía el médico era lo que se iba a hacer y punto. -¿Cree que el paciente debe ser tan protagonista de su enfermedad como el propio médico?
-En esta cuestión es precisamente donde se ha producido un cambio importantísimo en los últimos años. Ahora el paciente quiere ser protagonista de su salud y reivindica su derecho a gestionar su vida y su cuerpo.
-¿Y cómo responden los sanitarios ante esta reivindicación?
-En general, yo creo que todos están comprometidos moralmente con su paciente. El problema es que se busca una asistencia médica de más calidad aplicando los avances científico-técnicos y a veces se olvidan o se ponen en un segundo plano los valores, miedos y deseos que tiene el paciente cuando entra en un hospital o en un centro de salud. En ocasiones, se le hace ver como un niño frágil que no puede tomar decisiones.
-La bioética es con frecuencia objeto de discusión política entre los que defienden el progreso tecnológico en todos sus aspectos y los que creen que el fin no siempre justifica los medios, ¿cuál es su opinión?
-Yo creo que hay que aprovechar los avances tecnológicos porque están salvando muchas vidas, pero pensando siempre en qué dice el paciente sobre esas nuevas tecnologías que le vamos a aplicar. Por encima de todo, debe estar siempre su autonomía y respetar su decisión. No se puede hacer una medicina puramente científica, la ciencia hay que aplicarla para mejorar la asistencia médica.
-¿Cree que el paciente ha dejado de ser un mero número de la Seguridad Social?
-Bueno, es el nuevo modelo que se está buscando, pero todavía no está implantado ni mucho menos. Todavía tenemos un sistema sanitario muy paternalista, aunque poco a poco los profesionales se van concienciando.
-¿Y cómo dedicar esa deseada atención si ni tan siquiera los médicos de familia tienen diez minutos para cada paciente?
-Es cierto que la teoría está muy bien, pero la práctica... Es difícil tener en cuenta tantas cosas como los valores del paciente, sus deseos, sus miedos... en tan poco tiempo. Entiendo que los profesionales digan muchas veces que no pueden más, aunque no hay que buscar culpables, sino luchar por un objetivo común.
-¿El respeto al ser humano es el criterio fundamental que regula la bioética?
-Sí, pero el problema es saber definir muy bien el respeto tanto a la intimidad corporal -los cuidados de higiene, de aseo y de exploraciones- como a la confidencialidad de los datos que el médico va obteniendo de la salud de su paciente.
-¿Es partidaria de que el paciente conozca en todo momento lo que le pasa?
-La Ley de Derechos y Deberes reconoce desde el año 2003 quién es el propietario de toda esa información. Al paciente se le debe ir informando de lo que le pasa, ahora bien, pensando muchísimo en las posibles consecuencias. Todo debe ser un proceso muy meditado, no se puede dar un resultado de golpe sin valorar si el paciente está preparado para escucharlo y hasta dónde quiere saber.
El papel de los medios
-¿Los sanitarios se muestran sensibles ante la necesidad de primar esa psicología del paciente?
-Yo creo que sí, saben que no pueden dar una mala noticia sin apoyo psicológico. Deben ser siempre decisiones muy prudentes.
-¿En algún caso puede estar justificado mentir al paciente?
-Eso nunca, el paciente espera que su médico le va a decir siempre la verdad. A lo mejor no se lo dice desde un primer momento, pero la verdad hay que decirla siempre, poco a poco y con mucho tacto.
-¿Los medios de comunicación suelen respetar la confidencialidad en el tratamiento de la información referida a la salud de un enfermo?
-Hay una oportunidad de mejora para los profesionales de los medios de comunicación, pero como también la ahí para los propios médicos. De todas formas, entiendo que es difícil dirimir entre el límite del deber a informar y el derecho del ciudadano a que respeten su vida. Se presenta un conflicto ético que no siempre se resuelve de la mejor manera, aunque entiendo que es difícil.
-La clave puede ser tratar a los demás como le gustaría a uno que le trataran...
-Me alegra que su periódico siga esa clave porque creo que es la mejor forma para establecer ese límite entre los dos derechos.
-¿Por qué un curso sobre bioética?
-Queremos que sirva como reflexión para los profesionales sanitarios, que a veces se olvidan de los conceptos fundamentales de la bioética. Desde el comité nosotros les asesoramos, también a las instituciones, e incluso a los ciudadanos, en aquellos conflictos éticos que surgen en el día a día de la práctica clínica.
-Conflictos que en los últimos años parecen repetirse con mayor frecuencia, ¿o es que ahora se les presta una mayor atención?
-Es cierto que cada vez surgen más, algo que en cierto modo es positivo porque evidencia que el colectivo está vivo. Hasta ahora hemos vivido en un modelo paternalista. Era una relación unidireccional entre el sanitario y el paciente, lo que decía el médico era lo que se iba a hacer y punto. -¿Cree que el paciente debe ser tan protagonista de su enfermedad como el propio médico?
-En esta cuestión es precisamente donde se ha producido un cambio importantísimo en los últimos años. Ahora el paciente quiere ser protagonista de su salud y reivindica su derecho a gestionar su vida y su cuerpo.
-¿Y cómo responden los sanitarios ante esta reivindicación?
-En general, yo creo que todos están comprometidos moralmente con su paciente. El problema es que se busca una asistencia médica de más calidad aplicando los avances científico-técnicos y a veces se olvidan o se ponen en un segundo plano los valores, miedos y deseos que tiene el paciente cuando entra en un hospital o en un centro de salud. En ocasiones, se le hace ver como un niño frágil que no puede tomar decisiones.
-La bioética es con frecuencia objeto de discusión política entre los que defienden el progreso tecnológico en todos sus aspectos y los que creen que el fin no siempre justifica los medios, ¿cuál es su opinión?
-Yo creo que hay que aprovechar los avances tecnológicos porque están salvando muchas vidas, pero pensando siempre en qué dice el paciente sobre esas nuevas tecnologías que le vamos a aplicar. Por encima de todo, debe estar siempre su autonomía y respetar su decisión. No se puede hacer una medicina puramente científica, la ciencia hay que aplicarla para mejorar la asistencia médica.
-¿Cree que el paciente ha dejado de ser un mero número de la Seguridad Social?
-Bueno, es el nuevo modelo que se está buscando, pero todavía no está implantado ni mucho menos. Todavía tenemos un sistema sanitario muy paternalista, aunque poco a poco los profesionales se van concienciando.
-¿Y cómo dedicar esa deseada atención si ni tan siquiera los médicos de familia tienen diez minutos para cada paciente?
-Es cierto que la teoría está muy bien, pero la práctica... Es difícil tener en cuenta tantas cosas como los valores del paciente, sus deseos, sus miedos... en tan poco tiempo. Entiendo que los profesionales digan muchas veces que no pueden más, aunque no hay que buscar culpables, sino luchar por un objetivo común.
-¿El respeto al ser humano es el criterio fundamental que regula la bioética?
-Sí, pero el problema es saber definir muy bien el respeto tanto a la intimidad corporal -los cuidados de higiene, de aseo y de exploraciones- como a la confidencialidad de los datos que el médico va obteniendo de la salud de su paciente.
-¿Es partidaria de que el paciente conozca en todo momento lo que le pasa?
-La Ley de Derechos y Deberes reconoce desde el año 2003 quién es el propietario de toda esa información. Al paciente se le debe ir informando de lo que le pasa, ahora bien, pensando muchísimo en las posibles consecuencias. Todo debe ser un proceso muy meditado, no se puede dar un resultado de golpe sin valorar si el paciente está preparado para escucharlo y hasta dónde quiere saber.
El papel de los medios
-¿Los sanitarios se muestran sensibles ante la necesidad de primar esa psicología del paciente?
-Yo creo que sí, saben que no pueden dar una mala noticia sin apoyo psicológico. Deben ser siempre decisiones muy prudentes.
-¿En algún caso puede estar justificado mentir al paciente?
-Eso nunca, el paciente espera que su médico le va a decir siempre la verdad. A lo mejor no se lo dice desde un primer momento, pero la verdad hay que decirla siempre, poco a poco y con mucho tacto.
-¿Los medios de comunicación suelen respetar la confidencialidad en el tratamiento de la información referida a la salud de un enfermo?
-Hay una oportunidad de mejora para los profesionales de los medios de comunicación, pero como también la ahí para los propios médicos. De todas formas, entiendo que es difícil dirimir entre el límite del deber a informar y el derecho del ciudadano a que respeten su vida. Se presenta un conflicto ético que no siempre se resuelve de la mejor manera, aunque entiendo que es difícil.
-La clave puede ser tratar a los demás como le gustaría a uno que le trataran...
-Me alegra que su periódico siga esa clave porque creo que es la mejor forma para establecer ese límite entre los dos derechos.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
www.Consultajuridicachile.blogspot.com
www.lobbyingchile.blogspot.com
www.el-observatorio-politico.blogspot.com
Renato Sánchez 3586
teléfono: 5839786
e-mail rogofe47@mi.cl
Santiago-Chile
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